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Museum

Con la apertura al público de las colecciones reales en los museos, asistimos a la transformación de la obra de arte de medio a fin, pues pasa de ser el objeto mediante el cual se realizaba un culto al objeto de culto en sí mismo. En palabras de Benjamin su valor pasa de ser valor de culto a valor expositivo.

En un primer momento el museo se convierte en el ámbito en el que se encuentran los que se dedican al estudio y la ciencia del arte, los entendidos, es decir, una minoría pese a ser un espacio público. El cubo blanco influyó, en ocasiones de forma negativa, en las políticas artísticas en tanto que genera la idea de que sólo lo que se exponía en su interior se refrendaba como arte. Se construía así esta noción en el público libre, pero disciplinado, que acudía a sus salas.

En la segunda mitad del siglo XX, con la democratización de la educación y la cultura, estos espacios se reconocen como lugares de visita obligada para el turista. Grandes exposiciones temporales, así como las permanentes de algunos museos, obtienen un gran éxito en número de visitantes.

El turismo masivo, actividad definitoria de nuestra sociedad e industria, que en el caso de España supone un importante porcentaje del PIB, es el culpable de que en ocasiones sea difícil alcanzar un equilibrio entre la afluencia que reciben los museos y una experiencia en los mismos de calidad, rigor histórico o accesibilidad al conocimiento. Ejemplo paradigmático es la denuncia de los empleados del Louvre, el museo con más visitantes, de la masificación de las salas.